El Gobierno de México enfrentó el reto de planear y diseñar un aeropuerto nuevo para solucionar el problema de saturación del actual y respondiera a la demanda de las próximas décadas en materia aeroportuaria. Después de realizar los estudios para establecer la factibilidad técnica y económica del proyecto de infraestructura más grande de los últimos años, se realizó un proceso de selección de arquitectos, quienes serían invitados a concursar por el diseño del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México.
Durante esta fase de selección, se sugirieron cien de los arquitectos más importantes de México; luego de un análisis profundo de sus habilidades para llevar a cabo un proyecto de esta magnitud, el número se redujo a veinticuatro arquitectos. El concurso finalizó con la participación de 8 arquitectos reconocidos asociados con despachos extranjeros que tuvieran la capacidad y experiencia de haber diseñado aeropuertos de grandes dimensiones, alrededor del mundo.
En las últimas semanas hemos presentado los resultados de este concurso nacional por invitación, y es en esta ocasión que introducimos el proyecto del consorcio conformado por el despacho mexicano LOGUER, liderado por Francisco López Guerra, el internacionalmente reconocido despacho JAHN (Francisco González-Pulido) y el joven y destacado arquitecto Alonso de Garay. A continuación, todos los detalles de su propuesta.
Descripción de los arquitectos
Uno de los arquitectos invitados a presentar una propuesta de diseño para el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México fue Francisco López Guerra A., ganador del Premio Nacional de Arquitectura “Luis Barragán” al mérito profesional, quien cuenta con una vasta experiencia en el diseño de espacios públicos.
El Arquitecto López Guerra, a través de su firma LOGUER, formó un consorcio con la firma internacional de arquitectura JAHN, en Chicago, cuyo Presidente y Director de Diseño es el mexicano Francisco González-Pulido que colabora en estrecha relación con Helmut Jahn, discípulo y después socio de Charles F. Murphy. Ambos son reconocidos a nivel mundial por sus diseños y amplia experiencia en edificios de grandes dimensiones y terminales de aeropuertos como el Suvarnabhumi International Airport de Bangkok en Tailandia inaugurado en el 2006, similar al de la Ciudad de México en dimensiones y características de subsuelo. Adicionalmente, se unió al equipo el joven y destacado Arquitecto Alonso de Garay con la firma ADG.
A este consorcio, se sumaron expertos consultores multinacionales como Werner Sobek de Alemania, WSP GROUP, POSTENSA y Grupo de Desarrollo Urbano de México, entre otros.
La propuesta para el NAICM de este equipo se generó a partir de tres conceptos principales:
1. Convertir la adversidad de un suelo inestable en una oportunidad constructiva.
2. Contar con un proyecto viable en términos urbanos, sustentables, económicos y de tiempos de construcción.
3. Diseñar un aeropuerto ícono de México ante el mundo por la sencillez de su arquitectura, apropiada al lugar, lógica y estética.
El proyecto busca como premisa ser accesible, claro y dinámico. En su forma y materialidad se fusionan el pasado y futuro de nuestro país. La integridad de su imagen interna y externa está expresada desde la solidez, color y textura de sus basamentos que se funden con la tierra; hasta la levedad, fluidez y luminosidad de su cubierta que se une con el aire.
Terminales, pistas, ciudad aeroportuaria y entorno paisajístico son espacios que se complementan y se comunican entre sí. Sus partes se integran en un todo. Exterior e interior más allá de armonizarse, se fusionan en una sola experiencia que considera el bienestar y las prioridades del usuario como punto de partida.
En el interior, los espacios son monumentales, modularmente concebidos y fieles a la escala de la gran ciudad de México. La lógica del espacio sigue una configuración libre, autónoma y adaptable. Su membrana modular acoge el movimiento que caracteriza a los grandes centros de transporte de nuestro tiempo y que han trascendido hasta convertirse en ciudades compactas.
Más allá de ser una máquina eficiente y funcional, el NAICM es una manifestación social, cultural y tecnológica. Un aeropuerto diseñado para el futuro en un sitio con profundas resonancias históricas que recupera el valor cultural y ambiental del Valle de México.
Desde la base hasta la cubierta, la materialidad del proyecto surge de una necesidad constructiva: los basamentos de la terminal, salas y la satelital son pétreos. Los edificios se asientan en el terreno inalterado a través de una losa pos-tensada que elimina la necesidad de excavación y pilotes de gran profundidad.
El sistema constructivo permite una prefabricación de módulos en taller simultáneamente al proceso de cimentación, en una estrategia que abre distintos frentes de obra, logrando un proceso rápido, fácil, ligero y económico para inaugurar el aeropuerto en su primera etapa en el año 2018.
Lógicamente la eficiencia de la cimentación depende en gran medida de la optimización en el peso de la estructura que soporta. Para ello, se diseñó una estructura ligera y modular a partir de un bastidor de acero y forrado de un textil compuesto a base de fibra de vidrio recubierto con PTFE. Su sección constructiva se compone de dos capas del textil y una capa intermedia de policarbonato relleno de nano gel, dando la forma de un ‘paraguas’.
Este es un elemento prefabricado de gran ligereza y duración que será el instrumento para reducir el tiempo de construcción por ser la unidad básica a partir de la cual se generan todas las cubiertas del proyecto. Presenta además dos funciones sustentables primordiales:
1. Filtrar la luz al interior del recinto, reduciendo en un 90% la dependencia en luz artificial durante el día.
2. Colectar el agua pluvial para el uso interno de la terminal.
La gran cubierta escalonada define la imagen del proyecto desde el aire y desde de la tierra a diferencia de la mayoría de los aeropuertos actuales en donde las fachadas son horizontales y sin carácter.
Esta cubierta es también su fachada principal, evoca plataformas y escalonamientos de la arquitectura prehispánica. Desde el lado tierra se desprende angosta y de bajo perfil sobre la Plaza de Bienvenida, al tiempo que se extiende y se eleva profusamente alcanzando casi un kilómetro de longitud en su aproximación hacia el lado aire.
La terminal y la satelital con sus respectivas salas de abordaje siguen los mismos principios constructivos y de materialidad.
Se estima que en la fase de cimentación y estructura, el tiempo consolidado de obra sería no mayor a 17 meses, traduciéndose en un ahorro de hasta un 15% en el costo total del proyecto y permitiendo su operación en un plazo menor a 48 meses.
El edificio se caracteriza por una arquitectura clara, transparente y sobria no solo en el uso de sus materiales, sino en el diseño de todos sus sistemas, componentes, mobiliario y señalización.
En la Sala de Documentación, a lo largo del eje central del edifico en la dirección Este-Oeste; lado Aire y el lado Tierra están conectados por tres puentes que intersectan cuatro monumentales espacios jardinados que además de potenciar la belleza de los espacios interiores, cumplen una función múltiple: purifican el aire y el agua, son una fuente de humidificación natural y sirven como espacios de remanso, contribuyendo a calmar la ansiedad de los pasajeros mientras acceden a los módulos de seguridad y control de pasaporte, acercándolos a la diversidad de la flora mexicana.
Los materiales son de alta resistencia y de bajo mantenimiento, el concepto de ‘Archi-Neering’ se materializa en la integración de sistemas que no solo cumplen su función y son bellos pero que contribuyen a reforzar ideas de reciclaje, prefabricación, cero emisiones, alto rendimiento, o incluso que han sido manufacturados utilizando fuentes de energía renovable.
La terminal es un pabellón que mide 600 metros de longitud por 230 metros de ancho; el edificio está dividido verticalmente en dos niveles principales. La Sala de Documentación se localiza a +15.00 metros arriba de la Sala de Llegadas que se ubica en la cota cero. Existen tres niveles secundarios, el sótano a -6.00 metros, el mezzanine de migración a +6.00 metros y los mezzanines VIP a +21 metros.
La propuesta de diseño del NAICM presenta los más altos estándares en materia de sustentabilidad y eficiencia en el uso de agua y energía. El diseño aprovecha el máximo beneficio del contexto del sitio, con estrategias de reducción de la demanda de energía.
Este es un edificio en donde la experiencia social, cultural y comercial se podrá experimentar en un nivel que no se ha visto antes en México. La infraestructura de soporte al pasajero en tránsito va más allá del concepto tradicional de las principales terminales del mundo. El aspecto cultural está reforzado no solo con arte público monumental, sino a través de experiencias interactivas con la idea de que los pasajeros en tránsito se lleven una idea más completa de le inmensa riqueza de nuestro país aun sin haber salido del aeropuerto.
Lograr un alto nivel de comodidad de los pasajeros y la eficiencia de procesos son objetivos claves. Los registros, control de seguridad y aduanas e inmigración son suministradas en un número suficiente, de manera que los tiempos de espera durante las horas pico sean menores que los identificados en el Programa de Requerimientos.
El proyecto logra eficiencia en los procesos aeroportuarios y certificación LEED Platino; a nivel de diseño refleja la historia e identidad de nuestro país, llevando a cabo su propósito de ser un aeropuerto para el futuro.
Créditos
LOGUER: Francisco López Guerra Almada.- Presidente
JAHN: Helmut Jahn.-Presidente, Francisco Gonzalez-Pulido.- Presidente y Director de Diseño
ADG: Alonso de Garay .- Presidente
Consultores:
WSP Group: Wayne Gaw (Ingeniería Civil, Ingeniería MEP y PCI, Especialista en Aviación, Especialista en Sistemas Especiales, TI, Comunicaciones y Sistemas Aeroportuarios, Seguridad, Protección Civil y Contra Incendios, Acústica y Vibración, Diseño de Estacionamientos, Estudios de Simulación, Sustentabilidad / Medio Ambiente / LEED)
Werner Sobek Stuttgart: Werner SobeK (Ingeniería estructural cubiertas, estructuras de acero especializadas, Consultoría de fachadas)
Postensa: Pablo Cortina (Ingeniería estructural, concreto, losas y cimentaciones, Mecánica de suelos y Geotecnia)
Grupo Desarrollo Urbano: Mario Schjetnan (Diseño de Paisaje)
luis vidal + architects: Luis Vidal (Planeación y operación aeroportuaria)
Turner & Townsend: Tina Millán (Ingeniería de Costos)
BNP Associates Inc.: Damien Breier (Especialista en Sistemas de Manejo de Equipajes, Puentes de Abordaje)
Lea + Elliott Inc.: David M. Casseiman (Sistema de Transporte Interterminales)
Plan / AIK (Atelier de Yann Kersalé): Yann Kersalé (Diseño de Iluminación)
iO Consultants: Rupert Hoecherl (Almacenaje / Logística / Manejo de Residuos)
JHP Design Ltd.: Steve Collis (Comercios / Alimentos y Bebidas)
Lerch Bates Building Insight: Eric Rupe (Mantenimiento de cubiertas y fachadas, Circulaciones Verticales)
Mobility In Chain: Davide Boazzi (Planeación de Transporte)
RWDI Consulting Engineers & Scientists: Greg Thompson (Ingeniería de viento)
Bull Signs (International) Limited: Geoff Holliday (Señalización)
Asesores en arquitectura (Miembros de la Academia Nacional de Arquitectura): Manuel Sanchez de Carmona, Francisco J. Treviño L. y Ramon Vargas S.